<< HISTORIA DE LA VIDA >>
¡La historia de la vida,
Señor está en tu nombre,
envuelta en la promesa,
nunca nos dejarás!
No se agota la mente,
la fe no se ha eclipsado,
en sus vivos anhelos,
reposa inconfundible.
Dulce luz de la vida,
que transplanta los sueños,
en plácidos deseos,
de nutrir el espíritu.
Sin rendirse al hastío,
a los trances amargos,
que en la vida se mezclan
entre pálidos rayos.
¡Por eso cuando admiro,
Señor tu don divino,
siendo de lo más grande
ves lo más pequeñito!
Teresa López.
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