Me siento más canario que antes escuchando a toda esta gente que ayer hablo en la Cadena SER, en el programa especial realizado en la isla de La Palma, con Pablo Tallón de presentador y todo el equipo de Radio La Palma. Recordemos: nuestra isla archipielágica fue castigada por las bocas abiertas de los volcanes nuevos. Toda Canarias es volcánica y no hubo víctimas, pero sí personas afectadas para siempre.
Estaba buscando palabras para describir lo que todas esas personas me parecieron en conjunto, honradas y sencillas con sus demandas.
Diría que han perdido su alma canaria, es decir, "no se hallan", como dirían antaño mis antepasados (ambos de Canarias y muchos dedicados a la tierra y lo rural).
Estar metidos en esos chabucos, es como no estar en tu tierra, no hallarse. Han perdido recuerdos esenciales, animales, objetos importantes para ellos y un espacio natural que ya no existe.
Siento lo mismo cuando la masa del cemento y la sinrazón de la construcción sin la planificación o la lógica destruyen lo que no deben.
Admiraba la calidad y el arte que tenía cada casa que estaba habitada en esos campos y cada piso de los pueblos que había bajo esas cenizas material nuevo magmático. No eran 1400 viviendas cualesquiera. Eran viviendas bañadas con las bondades de su gente, su energía y sus voces que ya no se escucharan nunca más.
Me alío con todos y todas ellas porque en otras islas como Gran Canaria o Lanzarote he sentido lo mismo cuando se iba lo que estaba bien, los lugares donde me sentía libre y en mi espacio. Ahora hay muchos lugares sin esa magia natural. Lugares que los agricultures o la gente de siempre amaban, no solo por lo material, sino también por un espíritu de unión con la tierra donde se crean todos tus recuerdos, buenos o malos, pero que guardas como en un tesoro oculto.
Suponiendo que todos estos hermanos nuestros recuperen una casita decente, sé que no se sentirán como antes.
Por favor, que como estoy escuchando en el programa, se agilice la burocracia y se agilicen las medidas para tener esas casa nuevas en ser, dignas, bien fabricadas y que traigan trabajadores o hagan lo que sea para devolverles su dignidad y su paz (la paz de una sociedad democrática y algo que un cristiano expresaría como amor al prójimo, sic).
Les envío un abrazo y un beso grande a los palmeros y palmeras afectados porque no me siento de piedra, y menos con la experiencia. Me duele que sufran esos sentimientos que no son nada fáciles de describir. Tengan esperanza y nosotros, los y las canarios, seamos comprensivos, unámonos y comprendamos a todas las islas, haciendo lo posible para no crear más rencor, sino para acaparar más y ganarnos a más amigos del occidente de las Afortunadas, concretamente de la Isla Bonita. Mil ánimos para todos. Al menos piensan en su tierra con coraje, como debería ser, sin estar siempre centrados en el dinero, el poder y otros males que siempre ha habido en este planeta. Fuerza, muchísima fuerza canarios de La Palma.
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