VIDA DE ESQUÍO
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| La ardilla Esquío. |
Esquío vivía en Galicia, en un monte de unos 700 metros sobre el nivel del mar. Era libre, vivía feliz y contenta, desnudita pero peludita, disfrutando siempre del clima de la punta que podemos ver en el mapa peninsular que ¡parece una frente de la cara de una persona!
Esquío era trabajadora, amiga de sus amigos y tímida, digamos que discreta pero liberal. Nunca veía ni Tómbola, ni el Sálvame. Tan sólo veía unas cuantas noticias, Internet y la prensa, que solían tirar por ahí los excursionistas. De política no quería saber nada, pero leía como una burra y, si no le decían nada, se pasaba horas y horas en su cocina rural pasando hojas y más hojas de cualquier libraco que le prestaran (o que la cartera le llevara por encargo).
Hacía fiestas todos los fines de semana, excepto en el verano, en el que viajaba de Santiago a Berna (que está en Suiza), donde tenía un pariente lejano.
Aunque fuera bajita y callada, daba buenos consejos al resto de la aldea y varias generaciones habían crecido con ella, con sus excelentes respuestas, siempre sabias y astutas. Era guapa, más de lo que ella creía, por lo que siempre andaban tras ella en esas fiestas suyas de roscones, vinos y frutos secos. Prefería vivir sola, con su gramófono a toda pastilla, oyendo salsa y música clásica; charlando con su amiga Susana y pasando la aspiradora entre libro y libro, entre bailoteo y bailoteo.
Un día, Esquío conoció a un camionero llamado Dandy en una de sus fiestas. Éste, muy humano y afable escocés, quiso contraer matrimonio con ella de inmediato, pero Esquío se negó rotundamente. No obstante, vivieron felices y comieron frutos secos el resto de sus felices días.
Curiosidades: Cuentan los más mayores que viejos, escondidos en sus cabañas jamás visitadas, que los tataratatarabuelos de Esquío llegaron a recorrer toda España entera, saltando de árbol en árbol, ya que en esos entonces, el país entero estaba lleno de vegetación, árboles, ríos y verdor por doquier.
Esquío era trabajadora, amiga de sus amigos y tímida, digamos que discreta pero liberal. Nunca veía ni Tómbola, ni el Sálvame. Tan sólo veía unas cuantas noticias, Internet y la prensa, que solían tirar por ahí los excursionistas. De política no quería saber nada, pero leía como una burra y, si no le decían nada, se pasaba horas y horas en su cocina rural pasando hojas y más hojas de cualquier libraco que le prestaran (o que la cartera le llevara por encargo).
Hacía fiestas todos los fines de semana, excepto en el verano, en el que viajaba de Santiago a Berna (que está en Suiza), donde tenía un pariente lejano.
Aunque fuera bajita y callada, daba buenos consejos al resto de la aldea y varias generaciones habían crecido con ella, con sus excelentes respuestas, siempre sabias y astutas. Era guapa, más de lo que ella creía, por lo que siempre andaban tras ella en esas fiestas suyas de roscones, vinos y frutos secos. Prefería vivir sola, con su gramófono a toda pastilla, oyendo salsa y música clásica; charlando con su amiga Susana y pasando la aspiradora entre libro y libro, entre bailoteo y bailoteo.
Un día, Esquío conoció a un camionero llamado Dandy en una de sus fiestas. Éste, muy humano y afable escocés, quiso contraer matrimonio con ella de inmediato, pero Esquío se negó rotundamente. No obstante, vivieron felices y comieron frutos secos el resto de sus felices días.
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| Perrito Mimosito, amigo de Esquío. |
By Carlos G. Ferrera López, 2012.
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