LA AMISTAD DEL PERRO GAROÉ Y LA GATA GUACIMARA (POR EL DÍA DE CANARIAS)
El perro Garoé y la gata Guacimara |
Islas Canarias (hechas con material volcánico) |
Érase una vez, un perrito llamado Garoé, que era nacido en Gran Canaria, la Isla que está frente a Tenerife, y una gatita llamada Guacimara, que era nacida en Tenerife, la Isla que está también en frente de Gran Canaria.
Garoé, el perro, era un animal que de pequeño se quedó sin padres, y, por eso, siempre estaba dando la lata en la guardería de perros de Santa Brígida (un pueblo precioso de Gran Canaria). No es que fuera malo, sino que como no tenía cariño desde pequeñito, iba dando mordiscos y ladrando a los que no querían jugar con él a sus travesuras. Por ejemplo: desenterrar huesos que olían mal, morder el traje de los profesores, ladrarle a sus amos o comer y echar todo fuera del cacharro donde le servían los alimentos. Además, solía saltar de repente a la carretera y asustar a los coches, a punto de provocar un accidente.
Guacimara, la gata, no es que fuera buena. Ella vivía en una familia de campo, en Icod (otro lugar precioso de Tenerife), pero sus padres se habían ido a Fuerteventura (una Isla de playas y descanso de Canarias) y no se habían acordado de llevarla. Guacimara se tuvo que quedar con unos dueños que no conocía y se ponía a maullar en la cocina a las 4 de la mañana, cuando todos dormían. También arañaba la nevera, saltaba del sofá a la tele y se vestía de fantasma para asustar a los de la casa.
¿Saben lo que pasó? Pues que el día 29 de mayo echaron a
Guacimara y a Garoé de donde vivían y los metieron en un barco de vela a la deriva. Lo que nadie se imaginaba era lo que iba a pasar... Los dos barcos chocaron en medio del mar y, ¡claro!, los dos animalitos tuvieron que meterse en el mismo bote salvavidas, que luego el viento y el mar llevaron hasta Lanzarote (otra Isla del Archipiélago canario).
Allí, una vez en tierra, se olvidaron de todo lo que había pasado y de un salto se metieron en un coche que iba hacia Tinajo. El coche lo conducía un agricultor que quería mucho a los animales y pensó -¡qué lindos! ¡Como no son de nadie me los quedo yo!- En su casa, los bañó, les quitó las pulgas y les dio mucha comida y mimos. El día 30 de mayo celebraron el Día de Canarias en un pueblo llamado Haría por todo lo alto (pueden ver la foto del pueblo abajo).
Desde entonces, Guacimara y Garoé viven felices en Tinajo, Lanzarote, y se portan muy, pero que muy bien.
Garoé, el perro, era un animal que de pequeño se quedó sin padres, y, por eso, siempre estaba dando la lata en la guardería de perros de Santa Brígida (un pueblo precioso de Gran Canaria). No es que fuera malo, sino que como no tenía cariño desde pequeñito, iba dando mordiscos y ladrando a los que no querían jugar con él a sus travesuras. Por ejemplo: desenterrar huesos que olían mal, morder el traje de los profesores, ladrarle a sus amos o comer y echar todo fuera del cacharro donde le servían los alimentos. Además, solía saltar de repente a la carretera y asustar a los coches, a punto de provocar un accidente.
Guacimara, la gata, no es que fuera buena. Ella vivía en una familia de campo, en Icod (otro lugar precioso de Tenerife), pero sus padres se habían ido a Fuerteventura (una Isla de playas y descanso de Canarias) y no se habían acordado de llevarla. Guacimara se tuvo que quedar con unos dueños que no conocía y se ponía a maullar en la cocina a las 4 de la mañana, cuando todos dormían. También arañaba la nevera, saltaba del sofá a la tele y se vestía de fantasma para asustar a los de la casa.
¿Saben lo que pasó? Pues que el día 29 de mayo echaron a
Guacimara y a Garoé de donde vivían y los metieron en un barco de vela a la deriva. Lo que nadie se imaginaba era lo que iba a pasar... Los dos barcos chocaron en medio del mar y, ¡claro!, los dos animalitos tuvieron que meterse en el mismo bote salvavidas, que luego el viento y el mar llevaron hasta Lanzarote (otra Isla del Archipiélago canario).
Allí, una vez en tierra, se olvidaron de todo lo que había pasado y de un salto se metieron en un coche que iba hacia Tinajo. El coche lo conducía un agricultor que quería mucho a los animales y pensó -¡qué lindos! ¡Como no son de nadie me los quedo yo!- En su casa, los bañó, les quitó las pulgas y les dio mucha comida y mimos. El día 30 de mayo celebraron el Día de Canarias en un pueblo llamado Haría por todo lo alto (pueden ver la foto del pueblo abajo).
Desde entonces, Guacimara y Garoé viven felices en Tinajo, Lanzarote, y se portan muy, pero que muy bien.
Portal "Conocer Lanzarote". Excursión de los animalitos a Haría. |
Los nuevos amigos de Guacimara y Garoé: Pinto, Ponte y Bingo. |