Hoy, estaba buscando una canción del repertorio clásico acorde con el día que tenía y con los tiempos que corren. Mal hecho, lo sé.
Debería elegirse la música para que ésta nos alejase de los instantes y dejarnos llevar por ella.
Como no pudo ser, empecé a elegir de un listado que tengo de obras famosas de clásicos, por decirlo así, populares. No sé ni cómo ni por qué, me sentí atraído por Gayaneh y su Suite Sabre Dance. Nunca antes había admirado este tipo de ritmos tan escandalosos. Algo debe estar pasando por mi interior y por fuera, también, para que esté al ritmo de esta sintonía. Tendré que ir calmando el ritmo interior, ya que este tipo de músicas nunca han sido de las mías.
Cualquier tipo de modernismo o posmodernismo ha podido con mis ánimos, pero nunca éstas de batallitas desesperadas (en la clásica no, que yo sepa, no). Tanto tambor átono y tónico no me sienta bien. y eso que ayer escuchaba a un personaje televisivo hablar de que las prisas no eran buenas y de cosas similares: aunque lo dijera en tono excesivamente humorístico, yo estaba muy de acuerdo, ya que he sufrido las consecuencias de esos ritmos acelerados y desacelerados. Son extremos que no llevan a nada; ni el uno, ni el otro cuando se ejecutan en exceso.
Creo que en Música (y creo, porque no he preparado esto y lo estoy escribiendo de carrerilla) existen los mismos tiempos o muy parecidos para el que escucha la obra. Debe ser como estar muy enfermo, de infarto, y meterse en una discoteca que solo dé música tecno y sin parar. Sin salsa, sin disco, sin pop y sólo con tecno. El efecto es terrible. Pues en la clásica pasa lo mismo. Si no se alternan los estilos y los ritmos se cae en una espiral que lleva al hartazgo y a las ganas de silencio total. Por eso existe el ritmo, la pausa y la música, ya sea muy elaborada o flamenco espontáneo, sigue unas directrices que uno aprende de oídas o por ondas y tacto (las personas con dificultades en el oído o que no oyen nada pueden percibir estas ondas de sonido).
Al grano: que hasta en los debates mediáticos están metiendo musiquilla de fondo, que hay gente que lo percibe, oiga usted, y que están acelerando a la peña y no, todos no estamos por la labor de dejarnos llevar por esos impulsos egoístas. Que la vida siga, que vivan y que dejen vivir. El que quiera aventuras, que se dedique a la lectura. Así no se monta una fiesta, así lo veo yo.